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Cerámica: Técnicas de trabajo

   
 
  Cerámica.
 
La arcilla, no siempre es la misma aunque lo parezca, y menos si te gusta experimentar y coges la arcilla de la naturaleza por muy limpia que parezca

Los comercios nos proporcionan un tipo de arcilla que tiene calidades y cualidades constantes, pero aún así, siempre pueden surgir problemas con las nuevas partidas de arcilla.

En principio, podemos comprobar de una manera fácil, si cumple con una de sus características esenciales, la plasticidad. Para ello haremos una primera prueba, cogeremos una pequeña pella de barro y haremos un churro, (macarrón o rollo) aproximadamente del grosor de un lápiz y nos lo enrollaremos alrededor del dedo gordo, si la arcilla no se rompe ni resquebraja es que goza de buena plasticidad, en caso contrario habrá que corregir la mezcla añadiendo arcillas más grasas.

También puede ocurrir que durante el proceso de secado o de cocción la arcilla se agriete o incluso llegue a romperse, explote.

Uno de los factores que habrán influido en el primer supuesto, que la arcilla se agriete, es que la arcilla haya perdido plasticidad, cosa que, como hemos dicho tiene solución. También puede ocurrir que sea un defecto del proceso de secado, porque se haya secado muy rápidamente. Esto ocurre sobre todo en los objetos de gran tamaño que tienen paredes gruesas o que el grosor de las paredes es distinto y tiende a secarse más rápidamente las partes delgadas que las gruesas. Con el fin de evitar este problema, el secado debe efectuarse lentamente, para ello cubriremos el objeto con un paño húmedo o mejor con unos plásticos ajustados, los cuales iremos abriendo y retirando con la finalidad de conseguir un secado homogéneo. Por todo ello no es bueno situar a las piezas en un lugar demasiado caliente.
Otro facto que puede dar lugar a que surjan grietas es que la arcilla sea demasiado grasa y el encogimiento sea brusco. Si esto nos ocurriese podremos corregirlo desengrasando la arcilla añadiendo chamota, aunque esto nos daría una arcilla algo más gruesa.

En el segundo supuesto, es decir en el caso que se rompa o explote, es un problema de difícil solución. En primer lugar deberemos descartar que las roturas de nuestras piezas, durante el proceso de cocción, no sean como consecuencia de una mala manipulación, por ejemplo de un mal amasado, burbujas de aire, demasiado tiempo en reposo, por lo que pueden haber desaparecido parte de sus componentes orgánicos.

Una vez comprobados tales extremos si seguimos teniendo los mismos problemas es posible que las roturas sean debidas sustancias incompatibles, calcitas u otras impurezas, por ejemplo el yeso, causan verdaderos estragos.

Una vez conocidos estos rasgos básicos, trataremos de orientar sobre las diversas técnicas que se emplean en la fabricación de objetos cerámicos y que desarrollamos en siguientes apartados.

  
    
    
    
    
 
   
   
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