todacultura.com

   

  El Alto Rey: las Leyendas.

   
 
  Naturales.
  Sociales.
 


Los tres hermanos.
Esta leyenda que se cuenta como única y original, en realidad existe en la mayor parte de las regiones con ligeras variantes, por ejemplo las Tres Sorores en los Pirineos -Las Tres Sorores son: Monte Perdido , (3.353 m), el Cilindro de Marboré (3.328 m) y el Sum de Ramond (3.254 m).)- y recuerda algunas historias de la mitología griega. El Monte perdido representa la hermana mayor, Pilar; el Cilindro de Marboré, representa a la hermana mediana, Ana y el Sum de Ramónd representa a la hermana pequeña, Clara.

En nuestro caso, cuentan que hace muchos, muchos años, vivió un señor que poseía riquezas y un gran territorio. Tenía tres hijos los cuales se llevaban muy mal entre ellos, guiados por la envidia y la codicia. Los enfrentamientos y peleas eran cada vez más frecuentes, causando un desasosiego y tristeza en el alma del padre, hasta que un día, harto de tantos sinsabores, en un ataque de ira, ofuscado por la frustración y el resentimiento, deseó separarlos para siempre con el único propósito de no verlos pelear nunca más y les maldijo, de tal suerte que, en aquel mismo instante, se transformaron en tres montañas: El Ocejón, el Alto Rey y el Moncayo. El hermano mayor, el heredero del mayorazgo, se transformó en el Moncayo, el mediano en el Ocejón y el más pequeño, que era el preferido del padre, en el Alto Rey.
Al parecer esta leyenda se conoce desde hace mucho tiempo ya que, en las últimas reformas de la bóveda de la ermita se esculpieron en un incipiente bajo relieve, tres caras con una disposición semejante a como están situados en la realidad (sobre el terreno) los picos anteriormente mencionados, representando a los tres hermanos a los que se refiere la Leyenda.
Cueva del ceiteLa Cueva del Aceite.
Esta leyenda, como todas las demás, la contaban mis abuelos al amor de la lumbre, en esos inviernos rigurosísimos, donde la noche era muy larga y uno de los pocos pasatiempos era el charlar en torno al fuego.
La cueva se halla situada en la cara sur de la montaña, debajo de la ermita. Junto a ésta, vivía durante todo el año un ermitaño que se encargaba de cuidar y vigilar la ermita, compartiendo quehaceres, sobre todo manuales, cuando, en el buen tiempo, subían los monjes desde Albendiego. Este ermitaño era el encargado de recoger, diariamente, en una vasija, el aceite que gota a gota manaba de la techumbre de la pequeña oquedad que, según cuenta la leyenda, provenía directamente del altar de la ermita, aceite que se empleaba para hacer lucir las lámparas que alumbraban el altar. Llegaron tiempos malos y de carestía y el ermitaño hubo un día que no tenía que comer pues hacia días que de la caridad no había sacado nada y tuvo la fatal tentación de untar el aceite que había recogido durante el día en un mendrugo de pan durísimo que tenía desde hace días y, en aquel momento, dejó de manar aceite de la cueva.

La Cueva del Oso.
Otra Leyenda que se contaba muy a menudo era la existencia de osos en los extensos pinares que, según cuentan mis abuelos, llegaban hasta cerca del pueblo. En la cara norte de la Sierra del Alto Rey, cerca de la confluencia del Río Pelagallinas con el Arroyo de Matañeja, a la derecha de la corriente aguas abajo, en la base de un risco, existe un abrigo o cueva no muy profunda, con una gran visera, que es donde dicen hibernaba uno de los osos que poblaban estos bosques.

El Campanillo de oro.
Una vez que se empezaban a contar historietas, siempre salían las mismas, porfiaban y porfiaban en que siempre habían oído que en la antigua ermita del Alto Rey existía un campanillo de oro que tenía un timbre tan fino y claro que se oía desde todos los pueblos situados alrededor de la sierra.

El tesoro de San Juan.
Y como quiera que nadie quería quedarse sin contar la suya, a continuación relataban lo del Tesoro de San Juan, llamado así porque los monjes (en este caso no decían los templarios), tenían escondido un tesoro al pie de la sierra, en la base de un risco, que es el primero sobre el que incide el sol en la mañana de San Juan.

El camino del Alto Rey. Entre bromas y veras te contaban algún que otro chascarrillo y como habían construido la ermita del Alto Rey. Sostenían de una forma convincente, que toda la piedra que se empleó para construir la ermita del Alto Rey se subió desde Albendiego, empleando para ello carros hasta la base de la sierra, y desde allí a lomos de caballería. De hecho existen vestigios de un viejo camino que sube por la umbría del barranco del Bornova iniciándose, dicho camino, un poco más abajo de la junta de los ríos (Bornova y Condemios) y porfían en que por él pasaban los carros cargados de piedra, asegurando que todavía se ven las rodadas marcadas en la pizarra (aunque yo nunca lo he visto y comprobado tal extremo), unos afirman que tales señales las hicieron los carros de tanto pasar y otros que las hicieron adrede con la finalidad que los carros no resbalasen y se precipitasen al barranco. De cualquier modo lo que si es cierto es que, en la actualidad, todavía se nota que en un tiempo pasado, en la zona mencionada existió un camino, que posiblemente utilizasen para subir al alto Rey, posteriormente se hizo otro que se inicia en el barranco del río Condemios, a unos cien metros de la junta de los ríos aguas arriba, y sube por la umbría hasta coronar dando vista a la "taina" de Valdemulos.

   
   
Búsqueda personalizada
   
 Inicio de página Inicio de Sección 
   Enlaces y comentarios       Recomendar          Favoritos         Mapa del sitio   
  Portada  
Esta página forma parte de: todaCultura.com 
© todaCultura